En la oposición toda locura -atajo, golpe, paro petrolero, abstención o guarimba- siempre fue aceptada por todos, sin chistar
Los discursos para declarar el “abandono del cargo” del presidente
Maduro deben editarlos las escuelas de Derecho para enseñar a los
estudiantes lo que no se debe hacer. Si hablamos de “abandono”, es obvio que los oradores de la MUD
abandonaron hace rato los libros de la lengua castellana. Se enredaron
en galimatías al intentar explicar cuál acepción de la polisémica
palabra “abandonar” le podían aplicar al supuesto abandonista…
En el aspecto jurídico, se zambulleron en la jurisdicción civil en busca de jurisprudencia, porque en la constitucional no la hallaron. Entonces hicieron una estrambótica analogía entre la responsabilidad de un cónyuge, concubino o encuerado con un presidente de la República, jefe de Estado, jefe de gobierno, comandante en jefe de la Fuerza Armada, responsable de la política exterior del país y de la hacienda pública.
En la oposición toda locura -atajo, golpe, paro petrolero, abstención o guarimba- siempre fue aceptada por todos, sin chistar. Ahora no. Por primera vez en 18 años, se alzaron varias voces antes de que los más loquitos -y hasta los más seriecitos y viejitos- se desbarrancaran. El gobernador Falcón pidió rectificación. Avanzada Progresista cuestionó la propuesta. Provea advirtió que era una declaración inconstitucional. Enrique Ochoa Antich declaró que ese abandono no era “abandono”.
En su primera sesión bajo la presidencia de Julio Borges, la AN escupía para arriba ante el indisimulado regocijo de Ramos Allup. Ya el director de El Nacional, Elías Pino Iturrieta, había escrito que la “oposición fue incapaz de llegar a las metas mínimas a las cuales la obligaba el impulso de los electores que la hizo resucitar”: Y remató: “en cuestión de un año, el pueblo se ha quedado sin representación”. ¿Es eso o no es abandono?
Un ex ministro adeco, Armando Durán, precisó que se llegó al mes de diciembre “con la Asamblea Nacional convertida en un patético jarrón chino”. Si no alcanza las metas mínimas, no cumple sus funciones y se convierte en un objeto decorativo, equivale a “abandonar el cargo”, según la “jurisprudencia” y “argumentación” de Ramos Allup y la MUD (valga la mal sonante rima). La saliva escupida en la sesión parlamentaria del 9 de enero viene descendiendo.
Profesor UCV
En el aspecto jurídico, se zambulleron en la jurisdicción civil en busca de jurisprudencia, porque en la constitucional no la hallaron. Entonces hicieron una estrambótica analogía entre la responsabilidad de un cónyuge, concubino o encuerado con un presidente de la República, jefe de Estado, jefe de gobierno, comandante en jefe de la Fuerza Armada, responsable de la política exterior del país y de la hacienda pública.
En la oposición toda locura -atajo, golpe, paro petrolero, abstención o guarimba- siempre fue aceptada por todos, sin chistar. Ahora no. Por primera vez en 18 años, se alzaron varias voces antes de que los más loquitos -y hasta los más seriecitos y viejitos- se desbarrancaran. El gobernador Falcón pidió rectificación. Avanzada Progresista cuestionó la propuesta. Provea advirtió que era una declaración inconstitucional. Enrique Ochoa Antich declaró que ese abandono no era “abandono”.
En su primera sesión bajo la presidencia de Julio Borges, la AN escupía para arriba ante el indisimulado regocijo de Ramos Allup. Ya el director de El Nacional, Elías Pino Iturrieta, había escrito que la “oposición fue incapaz de llegar a las metas mínimas a las cuales la obligaba el impulso de los electores que la hizo resucitar”: Y remató: “en cuestión de un año, el pueblo se ha quedado sin representación”. ¿Es eso o no es abandono?
Un ex ministro adeco, Armando Durán, precisó que se llegó al mes de diciembre “con la Asamblea Nacional convertida en un patético jarrón chino”. Si no alcanza las metas mínimas, no cumple sus funciones y se convierte en un objeto decorativo, equivale a “abandonar el cargo”, según la “jurisprudencia” y “argumentación” de Ramos Allup y la MUD (valga la mal sonante rima). La saliva escupida en la sesión parlamentaria del 9 de enero viene descendiendo.
Profesor UCV
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