Al “santero del sexo” lo veían siempre
caminar por las calles del barrio La Popular, fumando tabaco. Cuando no
tenía puesta su braga de mecánico manchada de aceite y grasa, vestía
todo de blanco presumiendo collares multicolores.
Rixio Urdaneta (42) era un camaleón. De
mañana solía arreglar carros y en las tarde hacía sus “trabajos
espirituales”, para los cuales la cura siempre era el sexo. Los vecinos
lo describen como un “aprendiz de brujo”, pues tenía solo dos años en
esos caminos.
Pero ese sendero de la “brujería” lo
llevó a la cárcel el miércoles, después que abusara sexualmente de una
liceísta, de 15 años, con el consentimiento de la madre de la jovencita.
Rixio Urdaneta le explicó a la madre de
la víctima que la adolescente tenía un demonio de una prostituta
incorporado y que para poder “sanarla”, debía acostarse con ella, y así
fue.
En la avenida 49 donde está la casa del
“santero del sexo”, las opiniones se entretejen. Al preguntar
referencias sobre el hombre, las respuestas son muchas, pero todas
coinciden en algo: Rixio era una especie de “encantador de serpientes”,
deja escuchar una vecina.
“Él siempre mostraba una cara de
echador de broma y guachafitero. Decía solo que fumaba el tabaco y leía
las cartas, pero detrás de todo ese teatro, él escondía sus deseos
reprimidos de abusador sexual”, dijo una sexagenaria, desde en lado
dentro de su casa.
Un pastor evangélico sale a defenderlo.
Richard dice: “Rixio era cristiano hasta que el papá sufrió de cáncer en
los huesos hace tres años y él entonces se metió a brujo. Yo le decía
siempre que dejara esos caminos, pero él me respondía que se le
incorporaba ‘el Munrra”, contó el hombre.
La familia de Rixio abrió las puertas de su casa a este medio, pero no dejó ver el ‘santuario’ del brujo.
Después de contar que el hombre trabajó
como mecánico para Polisur y también reparó helicópteros en el
aeropuerto, confirmaron que “a Rixio lo buscaban muchas mujeres para que
les hicieran ‘unos trabajos”.
El “santero del sexo” residía con su
mamá, hermana, esposa, hijo y cuatro sobrinas. Dormía en un anexo que
construyó en la parte trasera de la vivienda materna, allí mismo tenía
el estudio espiritual.
La familia aseguró que el día del abuso
sexual, el brujo y la adolescente no estaban solos. Ellos contaron su
versión. “La madre de la jovencita pidió que Rixio le hiciera un ‘baño’ a
las cuatro hermanas de la adolescente y después ocurrió lo que ya todos
saben (la violación).
Pero los parientes no supieron explicar en que consistía ese “baño”.
Otro vecino sale a denunciar al brujo.
“De esa casa (la señala) entraban y salían niñas, jóvenes y mujeres
todas las noches ¿Qué hacían adentro ? eso es lo que no sabemos, pero
estamos seguros de que nada bueno era”, dijo.
“El santero del sexo” sigue preso en Polisur. La madre de la víctima también está detenida.
Los funcionarios de Polisur investigan todos los casos de violación del brujo. Se presume que puedan sobrepasar los diez.
(Panorama)
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